lunes, 13 de febrero de 2012


Luis Alberto Spinetta
Teatro DON BOSCO
201O

 En nuestro último encuentro, el muchacho de ojos de papel se despacho con una catarata de música, gemas y recuerdos. Nuestra última vez tuve hasta los más extraordinarios condimentos, no sólo superando ampliamente mis expectativas, sino que nunca dejo de sorprender y emocionar. Que levante la mano ¿quien salio de su casa el 4 de diciembre del año pasado e imagino un recital de 5 horas? ¿Escuchar en el estadio de Vélez en vivo al inmaculado Pescado Rabioso? Prometí nunca escribir una reseña sobre ese momento. No hay palabras… No las conozco y no me creo capaz de inventar para describir ese momento de amor, de sonidos, de química, de emoción e increíble clase de música e historia.

Había pasado siete meses y seis días de su regalo a mi amor y admiración incesante. Me acerque con la inmejorable compañía de esas personas únicas, esas que no se porque, hacen mejor el disfrute del recital. La morocha de los rulos cansados y sus estrellas disfrazadas de ojos, no encontraba lugar para estacionar, así que al auto blanco en 45 grados decidió dejar. Hicimos una larga cola que en minutos me llevo a mi asiento y empecé a conectarme que se daría otro encuentro, que sin querer mi régimen de abstinencia estaba llegando a su fin. De verdad fui con expectativas medidas, no podía pretender que superara nuestro último encuentro pero una vez más, y juro que busque hasta atrás del telón donde lo esconde, ÉL me volvió a sorprender.

Pasaditas las 22 del sábado 10 de julio, se corre el telón rojo de colmado teatro Don Bosco y estaba la niña del bajo grande, Nerina Nicota en el extremo derecho del escenario. Al otro extremo la figura del teclado hecha persona, Claudio Cardone. Y en el medio compartido, la batería y ÉL. Tomando su guitarra roja para sólo en un par de temas dejarla, empezó una nueva despedida de UN MAÑANA, su prodigioso disco de finales del 2008. Con una lista de temas que combinaba nuevos, con clásicos y gemas, que el baterista y Baltasar Comotto como invitado, se encargaron de sacar el polvo superficial de estar tanto tiempo guardadas.
 Entonces estoy en una disyuntiva de acción comunitaria, de colaboración con la sociedad. Esto que estoy haciendo es una colaboración para despabilar giles, pero en mi queda una resistencia de egoísmo. Un egoísmo que me lleva a sacar una nueva entrada para el 6 de agosto en el mismo lugar y privarte de ese lugar privilegiado. Un egoísmo que no quiere seguir escribiendo y tentarte con una noche donde tus sentidos, tu alma es tocada. Un egoísmo que me dice que tenemos otra noche para el disfrute.

 Pero ahí sale el tipo bueno que intento y trato ser… y él me obliga a compartir mis sensaciones. Me sienta enfrente de este teclado para colaborar con tu elección. En certificar que sigue construyendo una carrera superlativa, que despide su último trabajo discográfico calificado dentro de lo mejor del rock nacional en 10 años, que tiene un show contundente donde cada intérprete deja ver porque están al lado de él, donde cada clásico suena a canción nueva y cada tema nuevo tiene destino de clásico. Porque no importa que no sepas su letra o como se llama cada, permitirte viajar en su voz y su poesía, en su amor y su música.

Entonces me quedo con la idea que vas a ir corriendo a sacar el preciado ticket. Que cuando vaya a sacar el mi lugar. Eso me va a doler, pero al mismo tiempo, voy a saber que alguien vivirá una noche previligiada como esta. Con tan solo experimentes algunas de mis sensaciones, te aseguro que valdrá la pena.

Un recital para:
1- Para conectarse con una parte inmensa y mágica del rock en castellano
2- Para tomar el rostro de tu novia y comerle la boca como hace mucho no haces.
3- Para murmurar al oído de tu chica, alguna frase de ALMA DE DIAMANTE.

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