viernes, 24 de febrero de 2012


Andrés Calamaro
Luna park
13/12/2009

Quizás es solo una impresión, pero la noche del domingo 13 de diciembre respiraba aires de buen recital de rock. Llego, como siempre, con el tiempo justo. Entro por el costado del escenario y me permito ver que tan elegante está el Palacio de los deportes criollo. Mando mensaje para ubicar coordenadas y en pocos minutos empieza un Show que despierta mi Pregunta ¿Qué hace que haya 10000 personas un domingo a la noche con tanto calor? porque el Muchacho entrado en años no presenta trabajo discográfico nuevo. ¿Qué hace que en horas se liquide entradas para un Cuidad de Buenos Aires y Luna Park? Porque el precio de las entradas no entra en los saldos de temporada.

Empieza muy arriba, esto me permitió meterme en la monada. Hay sudor y calor. Hay muchachos que, con la excusa del Ozono, no usan ni siquiera un desodorante a bolilla. No importa. Andrés me guiña sus ojos y no duda en apretar el gatillo. Calamaro no es un frontman gracioso. Mucho menos buen bailarín. Entonces compro la idea de comunión. Comunión con su público. Esa comunión, que no mezclemos con Misa porque vomito, sino que está claro que existe una complicidad entre él y su publico.

Calamaro encarna el argentino medio. No escribe en la piel de Spinetta para nada, pero escribe las palabras que cualquiera podría, pero nadie hace. No tiene una gran Voz… pero se entrega en cada versión. Su entrega es increíble pero necesito ser honesto. Andrés elige y pone. Zapada con testigo. Versiona lo que añora y su canciones hace añico. Las tira contra el piso y las arma en un formato desparejo. Con destellos increíbles y pasajes que me hubiera ido o salido del público. Pero el tipo es una máquina de clásicos. Estoy seguro que tenes un tema que te marca o alegra. Tira uno que hace que dejes la voz para acompañarlo, y el siguiente también. Y el siguiente.

Invitados que sumaron. El primero fue una Medio Verónica en la voz de Pedro Aznar. Vicentico en una par de temas, para pasar a sorprender con Adrián Dargelos. La aceptación es coja. No convence del todo. Pero Andrés la pelea mano a mano para quedar a gusto. En la lista de temas no creo que haya faltado nada, hasta sacó gemas como La mirada del adiós. Y cuando ya todo se había acabado, el público obligo a ese bis sin radio. Porque PALOMA se convirtió en clásico antes o sin salir en las FM. Entonces Andrés entro, se metió en la piel de esa hermosa confesión-declaración de amor y a mi, me obligo a marcar el numero de ella, para que de alguna forma, la viva al lado mío.

Señores, confieso que salgo contento. Con una hermosa sonrisa en busca del 140. Señores, me llevo todo lo que vine a buscar y confirmo alegre, que el aire de esta noche de domingo, me regaló todo lo que prometió y sin querer, algunas cositas de más.

Un recital para:

1 – Extrañar a tu amor, si fuiste solo.
2 – Justificar un ausentismo en el trabajo. Si vas, salís afónico, el lunes llamas al trabajo y sin voz, decís que tenés gripe.
3 – Pelear con tu amigo por cual fue el mejor tema del recital.

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